domingo, 6 de enero de 2008

El Celopata Enemigo Público Nro. 1



Actualmente existe un personaje al que todos le huyen y temen y está considerado por muchas personas como el enemigo público más peligroso para las relaciones interpersonales y afectivas… “El Celopata”.
En 1998 se registraron en el país según investigación llevada a cabo por estudiantes de psicología de La Universidad Central de Venezuela: 2.300 crímenes pasionales, 32 suicidios, 11.000 divorcios o rompimientos de pareja y 56.000 casos de violencia familiar y todos ellos atribuidos a los celos.
Este flagelo, que Lope de Vega definió como: “Hijos del amor, pero hijos bastardos” es tan antiguo como la humanidad misma y muy probablemente solo desaparezca cuando esta también lo haga. En una edición pasada hablamos de los celos y mucha gente nos escribió defendiendo alguna de las posturas que referente a ellos suelen tomar las personas, como ya dijimos básicamente son dos grupos los enfrentados, los que opinan que los celos son la confirmación del amor y los que opinan que son “más amor propio que amor” y casi una enfermedad, los primeros están conformados en su mayoría por mujeres… estas le ven el lado romántico al asunto, hasta que su patología los convierte en un problema que a veces es mortal.
El diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, en su segunda, tercera y séptima entrada nos dice: 2- interés extremado y activo que alguien siente por una causa o persona… 3- temor que alguien siente de que cualquier afecto que disfrute o pretenda llegue a ser alcanzado por otro… 7- sospecha, inquietud y temor de que la persona amada halla mudado o mude su afecto a otra persona.
Es decir, los celos son “La creencia, no la certeza” de que algo que consideramos nuestro pase a ser de otra persona, según esto si lo que creemos es cierto ya no serian celos, como en toda controversia, los bandos son irreconciliables.
Los psicólogos separan los celos en dos vertientes: los normales, que son los que sanamente siente una persona que ama (¿ ?) y los patológicos o enfermizos, aquellos que descontrolan la vida, acaban con la relaciones y más veces de las deseadas terminan con la muerte de uno a ambos de los involucrados.
¿Celos malditos celos porque me matan si no hay razón? La letra de esta canción parece poner el acento en la razón que dispara los celos… “Ninguna”.
Los verdaderos celos no necesitan de ningún acicate para nacer y crecer, como muy bien lo expreso en una frase el poeta español Vicente Aleixandre: “Ni siquiera la prueba de lo absurdo de sus sospechas puede consolar al celoso, porque los celos son una enfermedad de la imaginación”.
El celoso compulsivo (Celopata) no quiere que sus celos sean infundados, el lo que busca es la confirmación de sus sospechas y al no encontrarlas se sumerge en una mayor desesperación que termina por explotar. En un trabajo de Alain Krotember leemos: el paranoico es una persona que por definición jamás se equivoca (según él), pues su percepción distorsionada de las cosas se las hace percibir así deformadas y nada ni nadie podrá convencerlo de lo contrario. Esa percepción consiste en una fijación de determinadas ideas o de un orden de ideas, que quedan como ancladas en su personalidad y nada las remueve de allí, todo lo que el sujeto perciba pasara por el filtro de esa curiosa fijación cognitiva y quedara coloreado de sus distorsiones peculiares, si él o ella está persuadido de que su pareja lo engaña no habrá modo de convencerle de lo contrario: todo lo que suceda lo interpretara de forma que le convenza mas y mas de que esta en lo cierto y de que su sospecha de infidelidad se confirma a cada momento. Para el celopatico todo es una prueba que deja al descubierto el engaño del que es víctima.
Pero a pesar de todo esto es cotidiano escuchar frases como: “Mi novio me adora, si vieras como me cela”, ¿en verdad los celos son producto del amor?... David Buss opina que si, en su libro “Pasiones Peligrosas” el psicólogo norteamericano detalla de manera singular el lado positivo y hasta necesario de este sentimiento en el ser humano y en sus relaciones interpersonales y añade “los celos son en el hombre y la mujer tan necesarios como el amor y el sexo” y al parecer San Agustín compartía esta idea al decir: “Si no está celoso, no está enamorado”.
Si son una desviación del amor o no, lo cierto es que los celos son un mal que no distingue ni edad, ni condición social, ni género, ni religión y más aun ni especies porque este no es un sentimiento único de los humanos ya que los animales también son celosos, aunque con ligeras variaciones, normalmente se ven en especies que viven en manadas con un solo macho dirigente.
El cine, los libros y la música han tenido en innumerables ocasiones a los celos como protagonistas principales y ni hablar de la vida real, sin ir más lejos en el interrogatorio del conocido O.J. Simpson por el asesinato de su esposa y el amante de esta, su explicación fue: “supongamos que cometí este crimen… si lo hice fue porque la amaba demasiado” esta frase refleja la paradoja de los celos, aunque pueda parecer espeluznante.
Como cosa curiosa los celos son tan fuertes que hasta salen de nuestro planeta, recientemente una noticia sacudió a la NASA cuando tres de sus astronautas estuvieron implicados en un intento de asesinato por motivo de celos, la comandante Nowak (casada) trato de matar a la ingeniera militar Colleen Shipman (casada), ambas mantenían un romance con el también astronauta Bill Oefelein (casado).
Gary Brase investigador de la universidad de Sunderland (Reino Unido) quiso averiguar si los celos podían tener una raíz social en vez de sentimental y lo que descubrió fue que los estos dependen mucho de variantes socio-educacionales es decir: las sociedades con mas apertura sexual suelen tener menos celopatas y mas control natal, mientras que en las sociedades mas cerradas sexualmente hablando son más comunes las escenas de celos, este mismo trabajo arrojo que hombres y mujeres son igual de celosos pero por motivos diferentes.
Las personas conocen el termino pero quizá no tanto su significa, un articulo aparecido en la revista “Consumer” define los celos como un estado emotivo ansioso que padece una persona y que se caracteriza por el miedo ante la posibilidad de perder lo que se posee-tiene, o se considera que se tiene-posee, o se debiera tener-poseer (amor, poder, imagen profesional o social...).
Pero esto en confrontación directa con algo que es mucho mas que semántica, cuando deseas lo que otro tiene no puede definirse como celos ya que eso seria envidia un sentimiento muy parecido pero que entra dentro de otra categoría, La mayoría entendemos por celos ese confuso, paralizador y obsesivo sentimiento causado por el temor de que la persona depositaria de nuestro amor prefiera a otra en lugar de a nosotros.
Cuando se muestra en su forma aguda, el origen de los celos hay que buscarlo en situaciones neuróticas o, en general, psicopáticas. Algunos autores creen que el sentimiento de los celos es universal e innato. Linton, por ejemplo, ve una prueba de esta tesis en el hecho de que en las Islas Marquesas, donde la libertad sexual es prácticamente total, los indígenas manifiestan sus celos sólo cuando están ebrios; es decir cuando su control voluntario, su raciocinio, ha disminuido. Por el contrario, otros psicólogos (como O.Klineberg) señalan que este sentimiento es de origen cultural, y que los celos no dependen del deseo o necesidad de goce exclusivo de los favores del otro, sino del "estatuto" social. En las sociedades monogámicas, como la nuestra, y siempre según este autor, el adulterio sólo provoca reacciones celosas en la medida en que origina inseguridad (material o afectiva) o afecta al prestigio y al honor. Son dos teorías relativamente antagónicas, pero como ocurre con frecuencia, perfectamente complementarias.
En conclusión amigos, los celos son una parte inseparable de nuestra psique y queramos o no debemos vivir con ella, entonces creo que la estrategia mas adecuada es tratar de auto analizarnos y colocar en la balanza lo que tenemos y lo que podemos perder si nuestros temores son injustificados (o justificados), preguntarnos si vale arriesgar el futuro de nuestra relación por satisfacer una idea obsesiva de infidelidad, real o no. En determinadas circunstancias es imposible no sentir celos, pero si eso sucede y es inevitable valoremos nuestros sentimientos hacia la otra persona y si son verdaderos… seamos capaces de jugar la carta de la confianza

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